Pasan los días sin despedirse de mí, se me llena la cabeza de ideas y las noches son para todo menos para dormir.
Hace poco me han hecho pensar en tantas cosas y me he dado cuenta de otras tantas, es lo malo de ponerse a reflexionar casi involuntariamente, que se sacan conclusiones que no siempre tienen por qué ser satisfactorias.
Que si en una relación personal y/o sentimental no practicamos interés alguno entonces resulta que somos (o soy) masoquistas, y tendrá que venir alguien a cubrir las necesidades que obviamos en ello.
Que todo son problemas... todo menos pararme a pensar en tí en mitad de la sinrazón, con ruido de fondo o en mitad de la calle con un frío húmedo que me cala hasta los huesos.
Que esta vida y sus diferencias y conveniencias nos separan injustamente.
El corazón se me agota de tanto demostrarse a sí mismo lo que contiene y todo lo demás queda en un segundo plano.
Tanto tiempo ha pasado quedando yermo de esperanzas, y tantas cosas que están por pasar, para bien o para mal... es como saber que desfilas por un precipicio y que tu conciencia te empuje a seguir aunque exista la posibilidad de resbalar y caer...
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