"Y tú para ya, ¿no ves que hay una luz en el fondo de mi corazón?"

"Y tú para ya, ¿No ves que hay una luz en el fondo de mi corazón?"

martes, 30 de noviembre de 2010

Mi palpitar

Sabrás que todo esto me rompe
en los momentos de ausencia
que me clavan miedos
y necesito tu presencia.



Sabrás que tengo momentos
de miedo irrefrenable,
de ganas de abrazarte
y deseos de ser sólo deseo.



Sabrás que todo me invade
y me abandona como la marea
cuando rechazo realidades
y abrazo tus palabras.


Sabrás que todo es nada
sin tu compañía,
y no sé cómo dibujar
el tiempo que me queda.

Estas lluvias

Estas lluvias me recordarán siempre a tí, por los momentos vividos juntos mientras el cielo descargaba sobre las calles su llanto, por haber podido disfrutar de tu compañía durante unas horas sin que nada se interpusiera a ello...

Posiblemente venga un futuro lleno o vacío de tí, pero sé que cada vez que llueva como ahora recordaré que nada me importó por estar cerca de tí, por observarte y reír a tu lado; porque vivir esos momentos me llenaba de luz, de una energía nueva, y me dibujaba en el rostro y el corazón la sonrisa más dulce, la más duradera... la que sigue en mí aún cuando no te veo pero te sigo pensando.

De estas lluvias se formarán recuerdos de momentos que quiero compartir siempre contigo, a través de los años, de la vida misma... porque mi libertad me llevó a tí y en tí quiero quedarme.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

A tí...

Tú, que me has dicho frases inolvidables en momentos inesperados y me has dibujado sonrisas con sólo mirarme.
Tú, porque tu imagen es la que mece mis sueños y eres lo único que deseo ver cuando despierto.
Tú, que has hecho de mí lo que ahora soy aunque no lo sepas y que eres lo más importante hoy por hoy.
Tú, que tienes todo lo mío en tus manos: mi vida, mi corazón, mi tiempo...
Tú, que ocupas todo mi espacio y eres la única idea en mis pensamientos, me haces latir, me ayudas a continuar y recordarte es el impulso más efectivo en momentos de flaqueza.
Tú lo eres todo para mí.

sábado, 20 de noviembre de 2010

"Ya sé que esta vida nos separa"

Pasan los días sin despedirse de mí, se me llena la cabeza de ideas y las noches son para todo menos para dormir.
Hace poco me han hecho pensar en tantas cosas y me he dado cuenta de otras tantas, es lo malo de ponerse a reflexionar casi involuntariamente, que se sacan conclusiones que no siempre tienen por qué ser satisfactorias.
Que si en una relación personal y/o sentimental no practicamos interés alguno entonces resulta que somos (o soy) masoquistas, y tendrá que venir alguien a cubrir las necesidades que obviamos en ello.
Que todo son problemas... todo menos pararme a pensar en tí en mitad de la sinrazón, con ruido de fondo o en mitad de la calle con un frío húmedo que me cala hasta los huesos.
Que esta vida y sus diferencias y conveniencias nos separan injustamente.
El corazón se me agota de tanto demostrarse a sí mismo lo que contiene y todo lo demás queda en un segundo plano.
Tanto tiempo ha pasado quedando yermo de esperanzas, y tantas cosas que están por pasar, para bien o para mal... es como saber que desfilas por un precipicio y que tu conciencia te empuje a seguir aunque exista la posibilidad de resbalar y caer...

sábado, 13 de noviembre de 2010

Entre nubes

Todo está en un limbo extraño; el silencio lo impregna todo: los días, las noches cada vez más eternas y dolientes, las palabras nunca dichas que se pierden en abismos oscuros e infinitos, tú, yo... los minutos que juegan entre mis dedos con largas frases escritas por otros que nada tienen que ver con esto.
No hay segundos en mi tiempo, ni aciertos ante una duda; todo perece de pena por la angustiosa espera de lo que no llega.
Ni tan siquiera el fondo cubierto de una música envolvente logra relajar la tensión de una espera casi perdida. Se agolpan los inciertos momentos que tanto uno sueña, las miradas contenidas en fracciones de tiempo inolvidables, los pensamientos que se tienen entre nubes.
Abandonados, así estamos, el uno del otro, que por no caer, ni tropezamos, y por no querer saber, ni preguntamos.
Todos y cada uno de los sueños que nos han desvelado sin razón, causándonos un desasosiego vertical, escozor en el alma, dolor en cada pálpito, pena de no poder desprendernos de lo que nos envuelve, esa membrana invisible y dolorosa que nos cegó una vez y para siempre.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Me creas ilusiones que me voy creyendo

Da igual la distancia, siempre cede mi fuerza al sonido de tu voz, a tus palabras envenenadas que alteran mi sangre.
Y yo siempre estoy deseando que me invada tu presencia, no puedo dejar de mirarte por mucho tiempo, y lo único que deseo es que el susurro de tus silencios sea mi nana de cada noche.
No puede dejar de dependerte mi corazón, no puede dejar de pensarte mi mente, ni puede dejar de nombrarte en silencio mi alma, por eso tu nombre resuena en todos los rincones de mi ser.
Si no verte, no mirarte y no pensarte era el único antídoto, ¿por qué no lo tomé? ...tal vez sea porque mi corazón va por libre, se desentiende de mí, y sólo sabe desear lo que de forma humana me hiere, pero él no lo entiende así; mi corazón siente sin prejuicios, sin dudas, sin temores... tu corazón está encarcelado dentro de tí, atrapado en las tinieblas de tus miedos, nunca sale, nunca se tropieza con el mío.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Déjame estar triste

"Déjame estar triste de ahora en adelante, aunque me intuyas alegre en mis palabras. Ya nada será lo mismo.
No puedo, por más que quiera, volver a lo de antes; ya no puedo cerrar los ojos y dejarme llevar por tus encantos.
Déjame estar triste porque estando así soy más yo y me siento más cerca de mi libertad; triste puedo pensar y diferenciar entre lo bueno y tú, que has abierto tantas grietas en mi alma.
Si no es posible rescatar lo que perdimos porque  ni tú ni yo somos capaces de admitirlo, entonces déjame estar triste por ello y que la tristeza me abrace ya que tú no piensas hacerlo.
Porque yo siempre he querido decirte tantas cosas y nunca lo he hecho. Ojalá hubiera podido detener el tiempo en algunos momentos frente a tí, con tu mirada de fondo, sin importarme absolutamente nada de la vida que nos rodeaba. Puedes creerme o no, pero duele tanto saber que ya nada nos unirá, que nuestro vínculo se ha roto.
Volver a esto ha sido peor que no hacerlo porque yo ya no puedo verte igual que antes. Poco a poco te has ido convirtiendo en ese ídolo inalcanzable y erróneo que ahora me provoca esta desazón.
Ahora me das tus migajas seguro de que las aceptaré como siempre, convencido de que para mí son manjares de abundancia, pero nunca algo tan mísero pudo herirme tanto, así que déjame estar triste para poder seguir."

domingo, 7 de noviembre de 2010

Mirada de reojo

Nadie va a visitarla, pero no pasa nada, no es tan importante. Nadie se acuerda de ella, pero ni siquiera ella se da cuenta; está siempre tan ensimismada con los mínimos movimientos del día ahí fuera, al otro lado de la ventana, de los que la opacidad del cristal le permite ser una observadora anónima y constante. Nadie sabe que ella está ahí, en silencio, analizando cada detalle con suma dedicación como si esa tarea fuese de una importancia ingente, cuando en realidad no lo es, nadie se lo ha pedido y nadie le reconocerá jamás tal mérito, pero ni siquiera eso importa.
La vida se paró hace mucho tiempo a ese lado desde el que ocupa su puesto de observadora de la vida que sí existe al otro lado, donde las cosas se mueven, se transforman, y las personas van y vienen expresando en sus rostros más de lo que las palabras pueden decir, transmitiendo mensajes de alegría, amor, tristeza, duda, temor, necesidad, prisa, urgencia o neutralidad. Cada día se parece un poco al anterior, pero también trae cosas nuevas, imágenes, objetos, colores... cada día pasa de la misma manera desde donde ella está pero cambia tanto ahí fuera que hay momentos en los que si realmente se concentra es capaz de trasladarse mentalmente al otro lado y convivir con esa realidad, tocar las formas, vivir los colores, respirar las brisas y sentir la proximidad de otros seres anónimos.

Sólo a veces se siente parte del mundo cuando alguien mira de reojo hacia la ventana.

¿Tan alta vida esperas?

Cada día que pasa, con sus correspondientes horas cargadas de minutos y segundos abstractos; cada momento más lejano se haya del tiempo en que vivías aferrado al sueño de ser lo que no has alcanzado. Más te vale soportar la realidad que ahora te rodea, que no es imposible ni te causará daño alguno.
En el pasado había cosas que parecían estar al alcance de tus manos, todo era posible, las perspectivas eran perfectas y convertían cualquier aspiración en realizable. Con el frío del invierno y las sofocantes temperaturas del verano todo mundo exterior se traducía en la visión que tenías a través de la ventana; los sonidos que provenían del exterior eran los del mundo y los colores que se manifestaban en cada estación pintaban tu visión de la vida.


Este presente que no atiende a aquellas ideas, que se mece en leves palabras y se sostiene con alfileres frente al futuro es todo lo que ha surgido de aquellos días.
Empieza un nuevo ciclo, se cierran puertas antiguas, hay nuevos horizontes, esperanzas nuevas.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cafeína pa'l corazón

Casi cede al sueño de olvidarse de todo, casi cae en mitad de la bruma que producen los rayos solares mezclados con la música de fondo, casi deja de ser para dejar de existir.
Quince minutos después siente que el cuerpo se le relaja infinitamente, que los párpados le pesan irritados, que las manos no se mueven, que su alma se enfría...
Por un instante el sueño ha vencido, el tiempo se ha parado, la vida ya no late y su corazón se ha vaciado de errores, de cadenas, de dudas y grietas... el asfalto se lo traga todo, hasta la piel, mientras piensa en tomarse un café humeante que le devuelva a la vida.
Media hora después el frío le golpea las mejillas, le abre los ojos y la música sube el volumen para mantenerla aquí, todavía viva, a tan sólo cinco minutos de la cafeína que la mantendrá unida a su sangre y le acelerará los latidos del corazón.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

"...hay leyes pa' valientes..."

Conduciendo en mitad de la noche, la carretera vacía, oscura; monotonía a ambos lados y frente a mí sólo asfalto que me guía hasta el final. Pura rutina.
La música me abstrae, apenas se deletrea, sólo el sonido me mantiene atenta a mis movimientos. De pronto salta la frase: "...hay leyes pa' valientes..." y sé que es para mí, para pensarla.
El resto del trayecto es reflexión sobre la frase... ¿acaso soy cobarde? No puedo creerlo, o no quiero admitirlo... una de dos. Sí, tal vez sea lo segundo, si soy sincera conmigo misma, pero no por ello haré una bandera con mi honradez, mi cobardía disimulada es mi escudo y no la cambio por un valor que me deje indefensa frente al dolor. La realidad duele, me duele, y no quiero sufrirla ahora, sin opción.
A lo mejor más adelante, cuando mi caparazón no tenga grietas de confianza podré descubrirme sin temor, pero ahora no; ahora soy cobarde por decisión propia y por necesidad, para no recibir más golpes, para no desengañarme más... ¡qué pena! me estoy perdiendo tantas cosas por ello...

martes, 2 de noviembre de 2010

Sueño ligero

Esta tarde, mientras me adormecía al calor del foco de infrarrojos, tu recuerdo emergía entre las sombras del parquet y tus palabras me acunaban el sueño entre ráfagas de aire frío que hormigueaba en mis manos. Siempre te pienso en esas tardes raras en las que me domina el dolor, en las que no acabo mis horas en las mejores condiciones... será por tu cercanía y porque nos queda algo pendiente.
No te di una respuesta, pudo más mi orgullo, pero tú tampoco has sido sincero del todo.

Después iba por las calles transitadas de anónimos y seguía pensando en todo ello, llegando a la conclusión de que tal vez sea mejor así, sin resolverlo siempre estaremos esperando algo que puede que nunca suceda.

Ojalá nos olvidemos de nosotros.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Estamos en guerra

Estamos en guerra;
en mi guerra interior,
inútil e imperceptible,
y en la tuya
de provocación vana.

Estamos en guerra,
tú y yo,
antes idénticos
y ahora borrados
de nuestros mapas.

Estamos en guerra,
cubiertos por silencios
que excusan los letargos
de días, semanas y meses
sin hablarnos.

Estamos en guerra,
lo acabo de ver
en mi rostro
sereno de heridas
que arrastran sus hilos.

Estamos en guerra,
y así seguiremos
hasta que fuertes vientos
nos desdoblen altivos
de este momento.

Estamos en guerra,
¡qué sinsentido!

Este arte malsonante

Este arte malsonante
de manos, ideas y silencios
que maltrata el talante
de todos los "sentíos",

escala por los dominios
inexactos de la sangre
urdiendo los soliloquios
que por dentro arden.

Esta pugna infinita
por escapar del olvido
enfrenta a las memorias
con el sutil desarraigo,

que se aferra al estandarte
imperfecto del dolor
utilizando este arte
malsonante del amor.

¡Oh, París!

Hace frío, como la primera vez que estuve frente a Notre-Dâme. Ha pasado tanto tiempo y han sucedido tantas cosas que entonces nos parecían casi imposibles. La ruptura de todo; se evaporó la magia o lo que tú llamabas vulgarmente "sentimiento recíproco"... tu reciprocidad fue pobre, nunca supiste leer entre mis líneas.

Fue duro, te lo había dicho en el metro, la mañana del último día y en el aeropuerto... te importó tan poco, tenías tan poco tiempo para ello, que finalmente ganó la desidia; la misma que hoy te empuja a recordarme y a remorder tu dejadez.

¡Oh, París! Qué ganas de volver a tí, a recorrerte, reconocer tus rincones, tu olor, tus mundos... ¡oh, París!

Viaje efímero (Polo opuestos)


Se pregunta cómo será ella, que, sentada a su izquierda, lee un grueso libro con desmesurado interés sin apenas darse cuenta de su reciente existencia en el asiento contiguo. Aprovecha para apreciar cada detalle de su perfil; pelo castaño claro recogido en una cola baja, piel clara apenas maquillada, los ojos marrones que ha podido ver antes de sentarse, cuando ella ha lanzado una fugaz mirada al pasillo, las pestañas pequeñas y curvadas que se mueven constantemente a medida que aumenta su interés por la lectura, se muerde los labios de forma nerviosa y, a veces, marca líneas del texto con los dedos para releerlas un minuto más tarde... ¿Cómo será ella?


Apenas se atreve a mirarlo, sólo de reojo cuando cree que él dormita con la cabeza volcada hacia su hombro derecho. Lo ha visto sentarse, y ha notado que la miraba sin disimulo, y que se fijaba en las páginas de su libro cuando ella señalaba algún párrafo con el dedo, pero ni aún así se ha atrevido a mirarlo. ¡Qué intriga más infantil!

Dos horas después, él se levanta y desaparece entre la multitud de la estación, ella no se atreve a mirarlo.

¿Cómo habría sido?, se pregunta él.
Habría sido efímero... piensa ella.

No sé...


No sé qué pensar, eres un torbellino, y yo... yo no quiero saber nada de eso, no pretendo volar a ningún sitio, ni sueño con hacer nada extraordinario sino con ser un equilibrio día a día; y me aturdes, saturas mis vías, tratas de erosionar mi razón, y no, no lo quiero así.

Puedes mantener mis ojos abiertos durante horas, despertarme con temores, deshacer todos mis planes... ya lo haces, pero no podrás hacerlo siempre, no siempre existirá este desorden.

El vaivén de cada ánimo lo manejas tú, a veces temeroso, a veces audaz, incomprensible tal vez...

No sé...

Late el silencio

Sonrisa que rebela
con sus destellos
la sangre que brota
cual enredadera
en vertientes de sueños
que guardan la pupila
entre mínimas brisas
de sordos anhelos.

Está el gesto eterno,
perdido en palabras
del pasado febril
que no trae la calma
para acunar a su ánima
sedienta de esencia
que batalla sin fuerza
contra las llamas.