Conduciendo en mitad de la noche, la carretera vacía, oscura; monotonía a ambos lados y frente a mí sólo asfalto que me guía hasta el final. Pura rutina.
La música me abstrae, apenas se deletrea, sólo el sonido me mantiene atenta a mis movimientos. De pronto salta la frase: "...hay leyes pa' valientes..." y sé que es para mí, para pensarla.
El resto del trayecto es reflexión sobre la frase... ¿acaso soy cobarde? No puedo creerlo, o no quiero admitirlo... una de dos. Sí, tal vez sea lo segundo, si soy sincera conmigo misma, pero no por ello haré una bandera con mi honradez, mi cobardía disimulada es mi escudo y no la cambio por un valor que me deje indefensa frente al dolor. La realidad duele, me duele, y no quiero sufrirla ahora, sin opción.
A lo mejor más adelante, cuando mi caparazón no tenga grietas de confianza podré descubrirme sin temor, pero ahora no; ahora soy cobarde por decisión propia y por necesidad, para no recibir más golpes, para no desengañarme más... ¡qué pena! me estoy perdiendo tantas cosas por ello...
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