Tu mirada, no necesito nada más; me bastó tu mirada, tu boca, tus manos, para saber que por fin todo llega.
Mi constancia fue premiada con el regalo más maravilloso: tú.
Fue un placer dar puerta a tus miedos y tus dudas, a tus temores; fue lo más bello poder observarte durante horas, sin mirar el reloj, deseando que verdaderamente se parase el tiempo, y el mundo con él.
Tu mirada, sólo tu mirada, y tú, mi mayor anhelo, por fin frente a mí; sueño que se hace realidad, no necesito más.
Te adoro, eres mi sol, mi luna, mi cielo, mi paz, mi alegría, mi sonrisa, mi suspiro, mi todo.
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