Déjame llevarte de mi mano a vivir el tiempo que tenemos; déjame quedarme en tí como el olor de una mañana de primavera; déjame ser yo tu espejo en la oscuridad.
No digamos al mundo nada de esto para que lo puedan ver en nuestros ojos, que mientras tú y yo nos miramos se construye un mundo diferente al real; un mundo en el que yo me encierro contigo con el tiempo que tú me regalas.
Este sentimiento es tan profundo, tan inmenso, tan emocionante, que a veces me deja sin palabras para describirte el alma. No se apaga el brillo en las pupilas ni deja de ser una sonrisa lo que en la boca se dibuja.
Esta felicidad mía que tú me das, las ansias de abrazarte en la distancia efímera y nuestros corazones cuando al unísono palpitan, mi amor, es lo único que quiero tener siempre en común contigo.
Te quiero, mi vida, porque eres todo para mí.
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