Malditas palabras que brotaron cuando no era el momento, sólo una ebullición incontrolada.
Maldito repicar de silencios para ahora volver y revolverlo todo, sin derecho.
Maldito el destino que traza inconsciente las vías de cada uno de nosotros, sin apenas acierto, sin coherencia.
Son los recuerdos que dormían en el umbral del olvido los que ahora despiertan endemoniados por la repentina visión.
Y la esperanza huida, la última que quedaba, vuelve y retoma su rol: volver y revolver.
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